martes, 20 de enero de 2015

No es un juego de niños, Capitulo 1.

No es un juego de niños. Capítulo1 El Escondite. El escondite... Ya no es un juego de críos. Pocos saben su origen, mas allá de lo que ahora es. Era un juego al que los niños jugaban escondiéndose y divirtiéndose haciéndolo, dónde uno era quién debía encontrarlos y así, acabar la partida, y al primero al que encontraba era el próximo buscador. Ahora las cosas son diferentes, mil años nos separan de el último juego. Desde ese día, ya no es un juego. A día de hoy sirve para estrategia militar; para tales atributos cómo; la orientación, el sigilo, la determinación a la hora de matar lenta y silenciosamente. Hay dos funciones que un niño puede elegir; ser el Buscador o el Escondido, el buscador tras encontrar algún escondido deberá enfrentarse a muerte con cada uno de ellos hasta matar a los cinco escondidos. La ventaja que tienen los escondidos es que sí se esconden bien y no aparecen en veinticuatro horas se acaba la partida, y podrán aliarse y ponerse de acuerdo para juntos matar al buscador. Ademas pasado ese tiempo, el buscador sería ejecutado. Pocos eligen ser buscador, pero Jim Boid; desobedeciendo a su familia, eligió ser buscador. Mataron a su hermano veinte años mayor que él por motivo de que fue elegido buscador anonimamente. Él quiso honrarle y llegar más lejos de lo que llegó su hermano así dejar buen nombre para el apellido Boid al que todos tachaban de familia cobarde. Todo había cambiado en apenas cien años, en el año 2.200, hace ya 1.000 años se instauraron nuevas armas; granadas giratorias con lanzallamas, balas de gas nova, guantes generadores de campos electromagnéticos, cascos con pantallas ciberinteligentes que marcan al objetivo y lo localizan con sensores térmicos y te advierten de tu arsenal, respecto a sí estás escaso en munición o si el arma está averiada. Todo eso ahora es la máxima tecnología militar en el mundo, y los métodos de los juegos que antaño eran solo un juego, fueron instaurados como enseñanza militar obligatoria, haciendo caso a los dirigentes chinos; qué como emperadores del mundo rigen y mandan a la tierra militarmente para luchar contra fuerzas del espacio interestelar. Jim se entrenaba a diario. En una semana tenía la primera de cinco pruebas; el escondite. Siendo el buscador, su misión era encontrar a cinco escondidos, que usarían todo tipo de métodos para ocultarse; trajes de invisibilidad, uniformes camaleón, de camuflaje cambiante. Se lo pondrían dificil al pequeño jim. Pasaron tres días de duros entrenamientos de esquivos y bloqueos seguidos de contraataques con una espada, su arma favorita. Jim estaba conectado a un simulador para hacer un "Heros", una conexión cerebro/conciencia para ejercitar la mente y adaptarla con ejercicios para un buscador. Que Jim eligiese ser buscador fue por pura valentía. Nadie elegía ser buscador, los buscadores salían de un sorteo llamado "lovto" que tenía el nombre de "suerte" en thailandes antiguo, haciendo alusión a que "lovto" es lo que necesitaban los buscadores. Jim, rebelde y valiente, se presentó en el lovto y alzó la mano y gritó: "Quiero ser buscador". Las voces murmuraban a su alrededor en aquella tarde gris en la que hacía frío pero él parecía inflexible a la temperatura llevando simplemente una camiseta corta enseñando sus pálidos y raquíticos brazos. Jim sólo tiene Once años. Y su familia, llorando, lo dan por muerto, pues saben que cuando enfrente la prueba del escondite, los otros niños irían sin piedad. Ya llegó el día. Jim se entrenaba mental y fisicamente, jugando con su instructor a encontrar objetos que éste había escondido. Jim, con una venda en los ojos los encontraba todos. Casi estaba predestinado que Jim fuese buscador. Llegó la hora tras tanto entrenamiento, Jim estaba listo, había entrenado. No lo suficiente, pero se veía capaz. Se adentró en la enorme sala que virtualmente se convirtió en un bosque oscuro lleno de niebla y sin la luz de la luna. Esto al pequeño Jim le estremeció. Pero avanzaba lentamente con seguridad, decidido a buscar a sus cinco escondidos. Avanzaba. Y recordaba los consejos de Drake; su instructor. Que le decía: <>. Jim, esto último lo ignoró, y se adentró en la espesura de un grupo de altos pinos oscuros. Habían transcurrido dos horas. Y el tiempo corría en su contra. Bostezando y hambriento seguía su tarea cuando escuchó algo moverse entre los árboles. Estaba hambriento y cansado pues la prueba principal era matar a los cinco estando dos días sin comer ni dormir para ver si podía aguantar el ritmo de una guerra. He de añadir qué los cinco chicos escondidos estaban recién comidos y recién despiertos; Jim lo tenía todo en contra. Jim sacó ligeramente su cuchillo. <> pensó. Sabía que algo podía echársele encima en cualquier momento. Jim dió un salto impulsado saltando encima de una virtual roca se abalanzó sobre esa misteriosa sombra y de un tajo, le rebanó el cuello. Para su desgracia era simplemente un orangután con un traje que ponían en forma de "Shue" que significa despiste. <>. Dijo en voz baja Jim. "No es muy buen buscador, será mejor que tu chico dé la talla, pero bueno... Siendo un Boid...". Dijo el teniente Helny que veía a Jim a traves de las cámaras que se ocultaban en ésa sala virtual. <> susurró Jim, se estremeció y sacó de su cinturón la espada Sartz con una daga Lunirix; ambas estaban dotadas para calentarse a tal velocidad qué hasta flameaba fuego, pero la daga lo hacía con menos intensidad. Las sacó para estar calentado y para estar alerta. Pero principalmente para estar calentado con el calor que ambas armas desprendían. Jim no dio un paso más; se delató con la luz que la espada y la daga desprendían desde dentro a fuera. Vinieron a por él tres Shubarat; que quiere decir aliados por una causa. La causa era la de acabar con el pequeño Jim. Cruzaron las miradas, tres contra uno, tres contra Jim. Ellos miraban vacilantes, seguros de si mismos. Jim estaba sólo pero mas seguro que ellos, Jim sonrió. -Quiero que sepáis -Dijo Jim.- que no me habéis encontrado, que yo os he encontrado a vosotros. Es mi misión, no la vuestra.- Jim volvió a sonreir de medio lado. Eso a ellos les desmoralizó. Jim sacó su Daga de fuego y su cuchillo acró y los hundió en los pechos de Zaraka y de Arsić que así se llamaban dos de los tres Shubarat. El tercero; que se llamaba Cronio le miró horrorizado y temblando dejó su espada en el suelo, a lo que Jim la cogió del suelo. <>. Jim dijo esto, y acto seguido le separó la cabeza del cuerpo. "Es un pequeño sanguinario, me gusta. Es bueno para ser un Boid". Dijo Helny desde la sala de control. Jim continuaba, avanzaba con gesto de impresión y la respiración descontrolada. Sabía que estaba ante las cámaras y no podía mostrarse débil, mató a esos tres chicos ante la vista de todos, incluidos sus padres que le veían desde casa. Y los mató fríamente sin parpadear. Pero en sus adentros se sentía vacío y aterrado de haber hecho lo que había hecho. Pero lo había hecho por un fin que ahora desconocemos que más adelante conoceréis. Todo tenía sentido. Helny decidió poner mas dificiles las cosas a Jim. Cambiaron el entorno del bosque, por el de una oscura y tétrica iglesia subterránea. Jim no veía nada, y olvidó coger el casco para iluminar el entorno, Los dos escondidos que andaban por separado, estaban dotados de cascos de nueva generación, con pantalla fibriuplasma. Casi impenetrable con cualquier arma. Jim por ese entonces recordó el ejercicio de la venda en los ojos, así que tomó su cuchillo y se rajó parte del pantalón. -¿Qué hace el muchacho, Drake? -Preguntó Helny que miraba a Jim extrañado -Shuraz, está haciendo Shuraz... -Dijo Drake Sonriendo -No puede ser, la técnica de Shuraz es imposible. Nadie se pone un venda en los ojos y sale vivo, sólo lo logró Shuraz en una ocasión. -Le dije que se alejara de la oscuridad, ahora está en plena oscuridad. Veamos como reacciona ¿no teniente Helny? -Morirá. -Dijo vacilante.- ¡Oh! Es una verdadera lástima Jim se puso la venda tapándose por completo los ojos; Desde la frente hasta casi taparse la nariz. Se movía inseguro pero sin detenerse. Oyó algo y se detuvo... Frunció el ceño y sacó un Curatxe; un cuchillo boomerang, sintió la presencia de alguien cerca suya. Sin dudarlo se guió por su instinto y se agachó, una espada cortó unos pocos pelos del oscuro flequillo de Jim. Éste lanzó dos Curatxe en ambas direcciones y acto seguido se agachó. De repente se oyó un grito sordo de dolor. Se oyó cómo caía al suelo el cuarto Escondido gimiendo de dolor y con uno de los Curatxe clavado profundamente en su hombro. No dijeron ni una palabra, Jim se quitó la venda y le miró sin sorpresa. Simplemente le quitó el casco; Jim se lo puso y entonces, Curâel; el cuarto escondido cerró los ojos, sabía que sería su fin. Tan solo nueve años de vida... En ese mismo momento exhaló su último aliento. Muriendo desangrado. Jim estaba decidido a continuar sin pausa, ya que quedaba poco tiempo. De repente el ambiente cambió la sala de ser una iglesia subterránea a ser una sala blanca y lumínica con redondos pilares de roca caliza. Ahora era buscador contra escondido en un espacio blanco. Morwol; el último escondido, se camufló a blanco en su traje Lirontz, que recibía el nombre del mismo inventor. Jim avanzaba con precaria seguridad. Indeciso pero con precaución. Con cautela y girando el cuello a noventa grados y girándose sobre si mismo... Jimmy vio algo, y avanzó con sigilo hacia el objetivo. Estaba oculto tras un pilar en posición de ataque y temblaba de susto... Jim entendió que era un Shue; un despiste, pero ante la duda, sacó su Uec silenciada y disparó. El Shue era una proyección que al dispararla se convirtió en una trampa en la que cayó el pequeño Jim. Una bomba imán que le pegaba su uniforme a una atrayente placa magnética en el suelo, de la que pudo zafarse rajandose el traje rápidamente antes de que viniese Morwol qué para su sorpresa no apareció para aprovechar la situación. Jim se levantó sin protección alguna en su pecho. Tan solo el casco y una camiseta gris de rayas horizontales azul marino. El pequeño jim tenía poco tiempo, apenas diez minutos. La noción del tiempo allí dentro era confusa. Jim llevaba la cuenta casi perfecta debido a que aprendió a memorizar ciertos cambios de tiempo en su cabeza. Tres horas; seis horas; nueve. Supo entender y acostumbrarse a esos intervalos de tiempo debido a duros ejercicios mentales. Quedaba poco tiempo. Y Jim sabía que podía morir si se demoraba. Siguió moviéndose hasta que por suerte Morwol le lanzó un Curatxe y Jim lo esquivó con mucha fortuna. Jim miró el Curatxe clavado en un pilar y volvió la vista a Morwol que se acercaba a él riendo. Jim frunció el ceño. Sin mediar palabra se fundieron en un combate sin armas; corrieron uno a por el otro hasta que se hallaron cuerpo a cuerpo, con gestos de rabia. Golpes y puñetazos de puños cerrados con mucha presión; cara, cuerpo, estómago. Golpes secos, llaves compartidas, gestos de dolor y muecas de sangre en la cara de Morwol. Nudillos empapados de sangre por parte de Jim que iba dominando la pelea. Patadas y cabezazos fuertemente dirigidos. Llaves de contracción en brazos y piernas. Pelea descoordinada pero sin perder las posiciones. Jim agarró a Morwol por el cuello cuando apenas quedaban dos minutos. Morwol pataleaba en el suelo, y daba golpes a los brazos de Jim que permanecía implacable y tenso como los cables de un puente le sostuvo ahí poco mas de un minuto cuando... Morwol murió en ese mismo momento. Le quedaba tan solo unos segundos, por lo tanto Jim había superado la primera prueba. Le esperaban ocho niños más para el siguiente juego; Sareh, Indra, Carean, Jioghe, Asiro, Burea, Carmydo; y la unica chica; Sora. Helny ya contaba con los nueve. De ellos solo Jim había pasado cómo buscador. Los otros ocho eran Shubarat; Tres de un juego, y cinco de otro juego. El Juego Del Escondite. -Me gusta, -Dijo Helny en tono de aprobación.- Que pase a la siguiente fase... Ese chico me resulta familiar, creo que dará alguna sorpresa que otra. Jim había pasado. Y sí, daría sorpresas. Le tocaba afrontar el siguiente juego; el juego del ahorcado.

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