jueves, 4 de diciembre de 2014

El Teletransportador Musical.

Es una lástima eso de oir una canción o un grupo y que sus componentes se hayan separado, o alguno haya fallecido ¿verdad? Todos nos ponemos melancólicos y deseamos acudir a ver a nuestros artistas favoritos... y entonces pensamos que si no hubiesen muerto, estaríamos viéndolos y disfrutándolos en directo.
Son ya tantos grandes que nos han dejado... Freddie Mercury, Michael Jackson, Bob Marley, John Lennon... Lennon era la pieza de dominó que Yoko Ono golpeó, y así las otras tres piezas cayeron dejando un precioso, pero melancólico legado al mundo de la música.
Tantos genios que ya no están entre nosotros que es una cuenta muy larga de talentosas voces dormidas en el corazón de millones de personas que aún hoy los recuerdan. Me llamo Kevin Frost, y yo, hoy día, sí puedo recordarlos y ver a todos mis artistas favoritos. Hace dos años surgió esta misma conversación con Joe, el dueño de Antiquities Objects, una tienda de antigüedades y artículos de exportación. Paseaba por su tienda viendo vinilos de música de los más grandes: AC/DC, Metallica, Scorpions, System Of A Down, Europe, Queen. Pasaron dos horas y seguía hablando con Joe, un hombre de edad avanzada. Mirando cosas por su tienda de muebles color cecina, agrietados por abajo debido al peso que sostienen las cargadas estanterías, telarañas por encima de libros, televisores casi centenarios... lo que más me llamó la atención fue una especie de cápsula en forma de WC portátil. Era transparente, con un líquido verde en una especie de cuentagotas, tenía cables y enchufes super extraños a cada lado de esa extraña máquina. Sin apartar la vista de ese raro aparato, llamo a Joe, que lo oigo venir por el ruido que hacen sus babuchas al andar sin apenas levantar los pies.

-¿Qué es este trasto, Joe?
-Yo no llamaría trasto a ese trasto... quiero decir, al teletransportador musical.
-Teletrans... ¿qué?
-Teletransportador musical, Kevin. Tal como lo oyes.
-Y, ¿de qué va? O sea, es una broma, ¿no? Esto es alguien que se aburría y pensó en hacer un teletransportador, digo yo, ¿no?
-no, es un teletransportador musical, que es muy diferente y, sí, funciona, lo inventé en 2.040, empecé a trabajar en él en 2015, aún tengo los planos por ahí,y desde que lo acabé en 2040 lleva en esta tienda otros siete años, ¿quieres probarlo?>> dijo con su fuerte acento italiano.
-Pero... ¿cómo funciona? Es decir, ¿qué tengo que hacer?

Él seguía explicándome el funcionamiento, y me aclaró que tenía que ponerme el cuentagotas pinchándomelo en la vena colocándome una vía. Cuando me dijo tal cosa empecé a sospechar un poco. Estaba asustado, no voy a mentir. El teletransportador musical solo podía llevarme al pasado, y para ser exactos, solo a conciertos o a lugares referidos a la música. Podía permanecer un máximo de 12 horas allí, al pasar un minuto más me quedaría para siempre en el año en el que estuviese. Esa era la primera regla. La segunda regla era más dificil; no podía hablar con nadie ni tocar a nadie para no alterar el orden sísmico en el futuro. Y la tercera regla era no hablarle a nadie del teletransportador musical. Contando con eso me subí al asiento abriendo la mampara, me coloqué y senté, y Joe cogió la aguja con la vía de ese líquido verde que llamaba "Transportium". En seguida me indicó que el panel que tenía a mi derecha controlaba y elegía mi destino. Comenzaba a creérmelo, pero hasta que no viajase, no iba a venerarlo del todo.
Ese panel, con una virtual voz robotizada, me preguntó que a qué concierto iría. Me dio detalles del precio que tenía que pagar para la entrada, siempre sin hablar con nadie y sin tocar a nadie.
Daba la casualidad que ese día no tenía nada en la cartera, así que le dije al panel que quería ir al 5 de Diciembre de 1976, a un concierto gratuito y en nombre de la paz que dio Bob Marley dos días después de que le disparasen dos balas cerca del corazón y el hombro.
Fue pronunciar "1976" y comencé a ver como mi cuerpo se hacía láminas e iba desapareciendo... Y en efecto, funcionaba. Allí estaba yo, super emocionado y dando gritos de alegría... Recordé que no podía dar la nota así que en seguida cerré el pico. Ahí me encontraba, rodeado de un ambiente tranquilo y un fuerte olor a cannabis. Bob cantó a pesar de las dolencias, y en ese lugar se regía un ambiente de paz, sosiego y tranquilidad que nunca había visto. La gente me miraba, veía rara mi ropa y mi peinado, pero yo, con precaución de no tocar a nadie, allí estaba, atónito ante tanta perfección musical. Mis mejillas se ponían coloradas, un placentero escalofrío de emoción erizó mi piel, sonrío y me dejo llevar. De repente, mientras Marley descansaba sentado en el suelo de la tarima, un hombre se abrió hueco entre la gente y le preguntó a Bob por qué cantaba si estaba herido y dolorido, y Bob, levantándose ayudado por su amigo, con gestos de dolor en su cara, dijo: "La gente que está tratando de hacer del mundo un lugar peor no se toman ni un día libre de descanso, ¿cómo podría tomarlo yo? Ilumina la oscuridad amigo".
Fue ver eso y las lágrimas de emoción corrían en mi cara. El hecho de ver a Bob Marley en directo cantar y hablar de la forma en que lo hizo fue genial. El inconveniente era no poder abrazarlo o pedirle un autógrafo, no podía permitirme ser el culpable de alterar el futuro, porque ese futuro era mi presente. Luego, entre una nube de humo de cannabis y velas en el aire al compás de "No Woman No Cry", el atardecer se acercaba tiñendo el cielo y las nubes de un rosa mosqueta, mientras el sol caía detrás de Marley, que sonreía como solo él podía sonreir. Sonreía de verdad, una sonrisa sincera en un cuerpo en el que solo había paz, transmitiéndola a todos los oyentes...
El concierto acabó, y mis vellos -incluso ahora recordándolo- se me pusieron de punta. Creo que esa experiencia fue la mejor de toda mi vida.

Pero... hubo más, y a partir de aquí la cosa cambia. Os voy a contar la parte en la que accidentalmente creía que la cagué pero que casualmente hice bien al futuro. Estaba con el dinero de la entrada en la mano para ir a la tienda de antigüedades de Joe, le saludé brevemente y me metí en el transportador para ver a The Beatles. Pero por error me llevó a otro lugar, al edificio Dakota, en Nueva York. Eran alrededor de las 10:50 pm del 8 de diciembre de 1980, y buscando y mirando como un loco el concierto de The Beatles, entré en el Dakota, pues pensé que quizá podía ser en el interior un acústico a puerta cerrada, pero nada. Salí afuera y miré a la azotea, ya sabeis... ese concierto en el que cantan en una azotea, pero tampoco. Con tanta prisa y giro de cabeza e ir a lo loco me choqué con un hombre que se fue rapidamente sin pedir disculpas ni mirar atrás. Se le cayó una pistola de su bolsilló que impactó en la moqueta del suelo y me quedé asustado. Rápidamente vuelvo y me siento frustrado... He malgastado dinero para un concierto que no se dio, o que sí se dio pero dí mal las coordenadas. Pasé la noche en casa chateando y mirando en internet fechas para ver a The Beatles en sus conciertos más legendarios, y para mi sorpresa... dan uno el mes que viene todos los componentes del grupo; Ringo Starr, George Harrison, Paul Mcartney y... John Lennon.
"¿Cómo es posible que Lennon esté vivo?", me pregunto. Busco en google "John Lennon Muerte"
y no encuentran resultados... Sigo buscando y pongo "intento de asesinato a John Lennon".
Entonces hago Click y leo que el día que intentaron asesinarle... fue el día que yo me topé con ese hombre. Entonces supe comprender que era Mark David Chapman, y que iba a ser el asesino de Lennon. Intentó matarlo a golpes, pues se le cayó la pistola con esas cinco balas en aquel choque conmigo, pero le delataron y hoy día Lennon está vivo.
Voy rápidamente corriendo por el pasillo de casa hasta llegar al salón donde está merendando mi padre y grito en voz alta con un gesto de impresión: "¿LENNON ESTÁ VIVO?"
Y mi padre sin alzar la vista por encima del periódico me dice: "¿Pero qué mosca te ha picado? Claro que está vivo, ¡el mes que viene hay un concierto aquí!"
Entonces, sin pensar ni un segundo en lo que hice, salí de casa en pijama -un pijama que jamás debería haberse visto- y voy gritando "¡¡LENNON ESTÁ VIVOOO, Y YO LE HE SALVADOO!!" ante las miradas extrañas y muecas de burla y sonrisas de la gente, pero me da igual, he salvado a Lennon y eso es lo que importa.
Pasan los días, y con esto la paga semanal. Quiero ver a Michael Jackson, pero necesito muchas pagas semanales... así que me busco un trabajo, y con lo que gane en el primer mes iré a ver a Jackson.
Ese mes pasa lento, pero pasa. Ya tengo cuatro pagas y el sueldo del mes. Voy emocionado a ver a Jackson, año 2.000, gira "Dangerous", en Budapest.
Fue pisar el suelo que Michael había pisado y verle encima del escenario bailando y cantando con todo tipo de pirotecnias y luces, coreografías e impactos lumínicos, que quedé sorprendido. Era un espectáculo visual que no tiene nombre, simplemente fabuloso. La gente, el calor, la emoción, los bailarines, el talento sobre el escenario. Slash era el artista invitado para ejecutar el Sólo de guitarra en "Beat It". Muchos se desmayaron, y eso me hace pensar si han pagado una pasta para desmayarse. No lo entiendo.
Michael bailaba y todos le mirábamos. Se hace un silencio que se rompe cuando finaliza el concierto y tira su bombín negro al público, enloqueciendo a todos... El espectáculo había acabado, y mis pelos de punta continuaban varios días después de ese homenaje a mis sentidos, qué grande es la música.
Entretanto sigo visitando conciertos. Metallica en la plaza de toros de Nimes en 2.009. Me quedé anonadado con "Nothing Else Matters", cantada por su vocalista James Hetfield. Ese mismo año pero en España, en Guadix, veo a Mägo De Oz con la gira "La Ciudad De Los Árboles", y el ambiente celta de esa noche mágica en la plaza de Guadix en la misma feria de la localidad fue realmente precioso. Ver a ese magnífico grupo resultó sin duda la mejor opción posible.
Seguía visitando conciertos: la expo en Barcelona, cantando Freddie Mercury y Monserrat Caballé; Queen en Suiza con su "The Show Must Go On"; Jimi Hendrix cantando "Hey Joe" en Chicago; James Brown con Luciano Pavarotti cantando "This Is A Men's World", y si siguiese contando conciertos no pararía. Y ahora, mientras tú terminas de leer, yo voy a otro concierto de The Beatles en la azotea de Apple Corps, con las canciones del álbum "Let It Be", y mañana los veré en directo sin necesidad de usar el Teletransportador Musical. Y recordad, la música da vida. La buena música da vida.

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